Un estudio internacional con participación de la UIB y el Hospital Mateu Orfila de Maó revela los mecanismos que explican la relación entre la ingesta de fructosa como edulcorante y la aparición de cálculos renales
La fructosa es un azúcar simple o monosacárido que, aunque de forma natural, se encuentra presente en muchos alimentos, se utiliza también como edulcorante en las denominadas bebidas azucaradas. De hecho, el consumo de fructosa ha crecido las últimas décadas paralelamente al aumento de su uso como edulcorante en la industria alimentaria, y varios estudios lo han asociado al incremento del riesgo de desarrollar cálculos renales. También en los casos de dos tipos de pacientes con sintomatologías aparentemente alejadas, como son las personas afectadas por síndrome metabólico y las que trabajan al aire libre.
En este último caso, las personas que trabajan al aire libre están sometidas a episodios de cada vez más frecuentes de calor extrema a causa del cambio climático. Esta problemática es especialmente grave en algunas zonas de América Central, donde se ha detectado que hay muchos trabajadores del camp que, desde muy temprana edad, desarrollan insuficiencia renal, enfermedad que se conoce como nefropatía mesoamericana. Esta problemática ya fue objeto de un estudio en el que participó el doctor Fèlix Grases, director del Laboratorio de Investigación en Litiasis Renal de la UIB. El trabajo se publicó el año 2016 en la revista American Journal of Kidney Diseases.
Estudio en el Hospital Mateu Orfila de Maó
En todos estos casos, la fructosa aparece como un factor de riesgo asociado a la ingesta de alimentos y de bebidas endulzadas artificialmente, según un equipo internacional de investigadores con la participación de la Universidad de las Islas Baleares y del Hospital Mateu Orfila de Maó.
Cabe decir que los mecanismos que explican la relación entre la fructosa, los cálculos renales y el fallo renal no se habían podido determinar con exactitud. Con este objetivo, los investigadores llevaron a cabo un estudio en la Unidad de Nefrología del Hospital Mateu Orfila con treinta y tres hombres de 40 a 65 años. Durante dos semanas, estos pacientes ingirieron 200 gramos de fructosa diarios, equivalentes a la ingesta de seis botes de refresco. En paralelo, a los pacientes les tomamos muestras de sangre y de orina.
El análisis de las muestras ha permitido establecer que la fructosa incrementa el riesgo de padecer cálculos renales, porque reduce significativamente el pH urinario y los niveles de magnesio en orina, a la vez que incrementa los niveles de oxalato en la orina. Todo ello predispone a la formación de cálculos renales. El doctor Fèlix Grases, director del Laboratorio de Investigación en Litiasis Renal de la UIB, explica que «amb aquests estudis hem vist que la fructosa augmenta també els nivells d'àcid úric a la sang i, com a conseqüència, també a l'orina».
Los resultados de estos estudios, que se han publicado en las revistas BMC Nephrology y American Journal of Kidney Diseases, suponen un paso hacia delante importante en la comprensión de los mecanismos que hay detrás del riesgo de padecer cálculos renales y también insuficiencia renal.
Referencias bibliográficas
Johnson, R. J., Pérez-Pozo, S. E., Lillo, J. L., Grases, F., Schold, J. D., Kuwabara, M., Sato, Y., Hernando, A. A., García, G., Jensen, T., Rivard, C., Sánchez-Lozada, L. G., Roncal, C., Lanaspa, M. A. Fructose increases risk for kidney stones: potential role in metabolic syndrome and heat stress. A BMC Nephrology, 2018, nov., 8, 19(1), 315. doi: 10.1186/s12882-018-1105-0.
Roncal-Jiménez, C., García-Trabanino, R., Barregard, L., Lanaspa, M. A., Wesseling, C., Harra, T., Aragón, A., Grases, F., Jarquin, E. R., González, M. A., Weiss, I., Glaser, J., Sánchez-Lozada, L. G., Johnson, R. J. Heat Stress Nephropathy From Exercise-Induced Uric Acid Crystalluria: A Perspective on Mesoamerican Nephropathy. A American Journal of Kidney Diseases, 2016, gen. 67(1), 20-30. doi: 10.1053/j.ajkd.2015.08.021.
Fecha de publicación: 20/12/2018