Los "blooms" de plancton artificiales secuestran CO2 de la superficie del agua y lo llevan al fondo del océano

La revista Nature publica los resultados de un estudio con la participación del IMEDEA (CSIC-UIB) sobre un experimento de fertilización con hierro

Un estudio internacional en el que ha participado el investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB) Jesús  M. Arrieta ha demostrado que las flores de agua o blooms, que son acumulaciones masivas de plancton, pueden almacenar carbono en el fondo del océano y secuestrar una gran cantidad de dióxido de carbono (CO2) de las capas superficiales. Este es uno de los resultados de la investigación que se hizo en el año 2004 en el océano Antártico en el marco del Experimento Europeo de Fertilización del Hierro (EIFEX) y que ahora la revista Nature ha publicado en su último número.

«Los experimentos de fertilización controlada permiten comprobar hipótesis y cuantificar procesos que no se pueden estudiar en el laboratorio. El objetivo general del estudio es ampliar el conocimiento y entender mejor el funcionamiento de los procesos oceánicos naturales que amortiguan el cambio climático», explica el investigador Jesús M. Arrieta.

Diatomeas secuestradoras de CO2

Durante el desarrollo del EIFEX, los investigadores a bordo del barco oceanográfico alemán Polarstern fertilizaron una área circular de unos 14 kilómetros de diámetro dentro de un remolino utilizando 7 toneladas de sulfato de hierro, equivalentes a una centésima de gramo por metro cuadrado. La adicción de hierro dio lugar a un crecimiento masivo de diatomeas (un tipo de algas con un caparazón de silicio) en una capa de unos 100 metros de profundidad. Al final del experimento, más del 50 por ciento de estas algas se hundieron rápidamente y alcanzaron profundidades de más de 1.000 metros, llevándose parte del carbono fijado por fotosíntesis en las capas superficiales.

«Los resultados de esta investigación contrastan con los 12 experimentos previos de fertilización con hierro hechos en otros proyectos, ya que la biomasa generada por la fertilización durante el EIFEX fue mayor. Además, el bloom se desarrolló en una capa oceánica de unos 100 metros de grosor, a una profundidad mucho más grande de la que se pensaba hasta el momento que era el límite inferior para la formación de estas acumulaciones masivas de plancton», añade Arrieta.

El hierro como nutriente

El hierro desarrolla un papel importante en muchos procesos bioquímicos, como la fotosíntesis, y es un elemento esencial para la vida en los océanos y la absorción del CO2 de la atmósfera.

En el caso del fitoplancton, el hierro incrementa la eficiencia de la maquinaria encargada de la fotosíntesis, ya que las encimas portadoras de hierro participan de manera activa en la transferencia de energía en el aparato fotosintético. en algunas zonas del océano las concentraciones de nutrientes y las condiciones para el crecimiento del fitoplancton son óptimas, pero hay una deficiencia de hierro que limita la fotosíntesis y la productividad biológica en general.

«Todos los experimentos previos han demostrado que la fertilización con hierro produce una estimulación de la fotosíntesis en estas regiones del océano, ya que se estimula la absorción del CO2 atmosférico. Pero, no habían conseguido elucidar cual era la destinación final del carbono fijado por el fitoplancton. La durada de la campaña EIFEX fue mayor que las otras anteriores y, además, la intensidad del bloom sumada a la gran profundidad en la que se pudo detectar el crecimiento generaron una gran cantidad de biomasa. La unión de todos estos factores permitió detectar el colapso del bloom y su rápido hundimiento a gran profundidad», comenta el investigador del IMEDEA (CSIC-UIB).

La fertilización con hierro se ha propuesto como una posible estrategia para reducir las concentraciones de CO2 atmosférico: estimular la captación del CO2 en la superficie para que, con el colapso del bloom, se hunda a gran profundidad. «Si bien nuestros resultados demuestran que el principio general de esta idea funciona, ampliar este experimento a la escala que sería necesaria para producir un descenso significativo de la concentración de CO2 en la atmósfera tendría unos efectos impredecibles sobre el ecosistema. Además, es muy probable que acabase causando daños mucho más importantes que el problema que se pretende solucionar», añade Jesús M. Arrieta.

Referencia bibliográfica

Victor Smetacek, Christine Klaas [et al]. (2012). «Deep carbon export from a Southern Ocean ironfertilized diatom bloom». Nature, 487:313-319.  DOI:10.1038/nature11229

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Fecha de publicación: 20/07/2012