Un estudio de la UIB estima que la introducción de este impuesto reduciría el número total de estancias turísticas entre el 0,4 y el 0,8 por cien
El Gobierno de las Islas Baleares aprobó la creación del impuesto sobre turismo sostenible, que desde el 1 de julio de 2016 grava las estancias en alojamientos turísticos de las Islas Baleares. Aunque la repercusión real de este impuesto aún no se ha podido evaluar, un equipo de investigadores de la Universidad de las Islas Baleares ha llevado a cabo una estimación de cual podría ser el impacto que el impuesto tendría sobre las estancias turísticas. El trabajo de los doctores Jaume Rosselló y Andreu Sansó, del Departamento de Economía Aplicada, que se presentó en el marco de las «Jornadas de debates para iniciar una reflexión estratégica dentro del marco de la investigación e innovación para la sostenibilidad», concluye que la aplicación del impuesto podría originar que el número total de estancias turísticas se redujera entre el 0,4 y el 0,8 por cien.
El estudio toma el número de estancias turísticas como referencia de la demanda turística, es decir, el número de turistas multiplicado por la estancia mediana, de forma que el efecto estimado de la aplicación del impuesto se calcula sobre este dato global, sin que los investigadores expliciten si la reducción de la demanda vendrá por una reducción del número de turistas o por una reducción en la estancia mediana.
El trabajo se ha realizado sobre las estadísticas de estancias turísticas del 2014, dado que en el 2015 hubo un cambio metodológico en la encuesta, y toma en consideración aspectos como, por ejemplo, que el 81,8 por cien de los turistas se alojaron en establecimientos de mercado, de manera que el 18,2 por cien restante lo hizo en alojamientos que no están sometidos al pago del impuesto. Además, también se considera que la aplicación del impuesto no es homogénea, porque hay cuotas diferentes para los distintos tipos de establecimiento turístico y porque también se establecen varias excepciones. De todas formas, los investigadores asumen que el 90 por cien de las estancias llevadas a cabo en establecimientos de mercado será objeto del pago del impuesto, y que la cuota mediana será de 1,25 euros en temporada alta (de mayo a octubre) y de 0,62 euros en temporada baja (de noviembre a abril).
Así, a partir del número de estancias turísticas totales (111,3 millones), se consideran únicamente las efectuadas en establecimientos de mercado (91 millones) y, entre estas, se lleva a cabo el supuesto que el 90 por cien no estarán exentos de pagar el impuesto (81,9 millones). A partir de esta cifra, se tienen en cuenta que el 85,7 por cien de las estancias (70,2 millones) se llevan a cabo entre los meses de mayo y octubre (período no bonificado y, por tanto, con una cuota mediana de 1,25 euros), mientras que un 14,3 por cien (11,7 millones) tienen lugar entre los meses de noviembre y abril (período bonificado, con una cuota de 0,62 euros). Si se coge como referencia un gasto mediano por turista y día de 108 euros, las dos cuotas correspondientes a los períodos bonificados y no bonificados representan un incremento de precios del 1,25 por cien y del 0,6 per cien respectivamente.
Los investigadores estiman que este incremento de precios se traduciría en una pérdida de estancias anuales entre las 405.593 y las 811.187, lo que supondría un descenso entre el 0,5 y el 1 por cien de las estancias en establecimientos de mercado y un descenso entre el 0,4 y el 0,8 por cien del número de estancias turísticas totales.
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Fecha de publicación: 27/10/2016