Es exalumna de Biología y del Máster de Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas de la UIB. Hace poco (en el mes de abril) ha publicado el libro La invención del reino vegetal, apadrinada por el filósofo y escritor José Antonio Marina. Conversamos con Aina y la fotografiamos ante el edificio donde estudió Biología. Las florecillas le adornan los cabellos, la camiseta, el colgante, la cartera..., y en la mano, el libro que firma, con olor a nuevo.
Un libro con un padrino de lujo
«Tengo la suerte de que mis padres son muy amigos de José Antonio Marina. Un día me pidió que me gustaba hacer y le dije que me gustaba escribir. Me propuso que le pasara alguna cosa que hubiese escrito para echarle una ojeada; le envié un texto, y le gustó. Y me dijo que creía que mi futuro era la divulgación científica. ¡Me sorprendió! No pasa cada día que alguien como Marina te diga esto».
Y a partir de aquí, todo fue fluyendo. Aina acabó la carrera y José Antonio Marina la invitó a escribir con él.
«Me propuso investigar un tema que forma parte de su proyecto filosófico de entender cómo funciona la inteligencia humana. Además, es un gran aficionado al mundo vegetal, a la horticultura, a la botánica. A mi también me gustaba la botánica, y me propuso este proyecto. No era exactamente de divulgación científica, sino que combinaba aspectos antropológicos, psicológicos..., que era toda la parte cultura que cortaba la brecha ante la que siempre había tenido que escoger. Con este proyecto ya no tenía que hacerlo. ¡Era ideal!
La experiencia de escribir
«Muy buena, la experiencia. En principio teníamos que escribir el libro a cuatro manos, pero me imagino que él estaba acostumbrado a trabajar con gente que no tenía un estilo literario muy bien definido, y yo sí que lo tengo. Y cambiamos la manera de trabajar. Trabajamos el índice conjuntamente, que casi diría que es lo más difícil..., porque con un libo como este, realmente lo que haces es acumular información y relacionarla dándole un sentido: la única cosa nueva sería la manera de estructurarla. La innovación es el índice. Lo que aportas de nuevo es el punto de vista propio».
Y, ahora, ¿qué?
«I ahora, el segundo libro. En realidad este es un proyecto de tres libros, que J. A. Marina había pensado basándose en los antiguos reinos que se enseñaban desde Aristóteles: el reino vegetal, el mineral, y el animal. Hemos hecho el vegetal, y ahora haremos el reino mineral».
«En principio no lo tenía que escribir yo. De hecho, Marina lanzó un grito para ver si geólogos o expertos querrían hacerlo, y me pidió si conocía alguno que pudiese continuar con este segundo libro igual que con el primero. Entonces le dije que el problema no es tener un buen geólogo, sino alguien capaz de interesarse por todo lo que envuelve a la geología. Es más tema antropológico y de interés por todo. Y al final, me pidió si lo quería escribir yo».
Estudiar en la UIB, por muchas razones
Aina Serra Erice dice que se planteó irse a cursar estudios superiores en Barcelona, pero su madre, profesora de la UIB, la animó a empezar aquí por la familiaridad, el tamaño de la Universidad, la proximidad... Aquellas razones la convencieron, y ahora cree que acertó. La experiencia fue muy buena. «¡Los profesores son próximos y amables y tienen tiempo para ti! Que no es lo habitual».
Aina dice que, si no hubiese elegido Biología, se habría decantado por una carrera de letras, «seguramente Historia, o alguna similar». Y es que se se siente entre dos aguas y no le gustaba tener que escoger entre mundos igualmente interesantes... Otra vez la conversación con los padres, ambos, por cierto, de ciencias puras, la guió a decantarse por cursar Biología: «Creo que estudiar una carrera de ciencias te muebla la cabeza; las ciencias te dan una estructura mental especial, más allá de los conceptos. Éstos, siempre estás a tiempo de añadirlos más adelante. ¡Y creo que acerté!».
La experiencia ERASMUS
Esta bióloga escritora va y viene entre dos islas mediterráneas: Cerdeña y Mallorca. Su pareja es un joven sardo que conoció durante una estancia de ERASMUS en Italia, donde viajó para estudiar la lengua: «Siempre me han interesado muchos las lenguas. ¡Soy cuatrilingüe perfecta! Bien, o casi. Me puedo defender muy bien en cuatro idiomas, y puedo pasar por nativa».
Aina aprovechó el tiempo en Cerdeña. En un año hizo asignaturas nuevas que no podía cursar en la UIB, como paleobotánica, paleontología, botánica medicinal, clases de antropología y árabe. Aprendió italiano y conoció a su marido. Con él, precisamente, acaban de embarcarse en la creación de una empresa que vuelve a combinar la ingeniería y la comunicación. Él es ingeniero (especializado en dinámica de fluidos) y hace el trabajo técnico, y ella, el de creación de contenidos, gestión y comunicación.
Por qué recomendarías la UIB
«Por mi experiencia, pienso que me dio herramientas para salir adelante de cara al futuro. Es verdad que los estudios de Biología no me los planteé para ponerme inmediatamente a trabajar. Los escogí porque me gustaban, no por expectativas laborales... Se trata de acumular experiencia, capacidades, y de intentar conformar un futuro que me permita combinar todo lo que realmente me gusta hacer. Y creo que la UIB me dotó de esta capacidad de echar para adelante. Además, Biología te permite ver muchas cosas desde escalas diferentes. Y te proporciona mucha agilidad mental para establecer el diálogo entre aquello que es pequeño y aquello que es mayor».
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Fecha de publicación: 10/07/2015